El invento del:
Arte griego
Venus de Milo
La
Venus de Milo (c. 150-100 a.C.), descubierta en Melos en 1820, está considerada
como la escultura clásica realizada en mármol más conocida del mundo antiguo.
Mide 2,05 m de altura y representa a Afrodita (Venus en la mitología romana),
la diosa griega del amor y la belleza.
Arte
griego, conjunto de manifestaciones artísticas que se
desarrollaron en Grecia y sus colonias entre los siglos XI y I a.C. Aunque esta
cultura tuvo su origen en la civilización del Egeo, su evolución posterior la
convirtió en uno de los periodos más influyentes de la historia del arte
occidental.
El arte griego se caracterizó
por la representación naturalista de la figura humana, no sólo en el aspecto
formal, sino también en la manera de expresar el movimiento y las emociones. El
cuerpo humano, tanto en las representaciones de dioses como en las de seres
humanos, se convirtió así en el motivo fundamental del arte griego, asociado a
los mitos, la literatura y la vida cotidiana.
Se conservan pocos ejemplos
intactos o en su estado original de la arquitectura y escultura monumental, y
en el ámbito pictórico no se conocen grandes ciclos decorativos. Sin embargo,
se conservan importantes piezas de cerámica, monedas, joyas y gemas que, junto
con las pinturas funerarias etruscas, nos ofrecen algunas pistas sobre las
características del arte griego. Estos restos se complementan con relatos
extraídos de fuentes literarias. Algunos viajeros, como el romano Plinio el
Viejo o el historiador y geógrafo griego Pausanias, vieron in situ
muchos de los objetos artísticos que se conservan hoy día deteriorados o en mal
estado, y sus relatos ofrecen una valiosa información acerca de algunos
artistas y sus principales obras.
La función principal de la
arquitectura, la pintura y la escultura monumental hasta aproximadamente el año
320 a.C., fue de carácter público, ocupándose de asuntos religiosos y de
la conmemoración de los acontecimientos civiles más importantes, como las
competiciones atléticas. Los ciudadanos sólo utilizaron las artes plásticas
para la decoración de sus tumbas. Sin embargo, las artes decorativas se
dedicaron sobre todo a la producción de objetos de uso privado. El ajuar
doméstico contenía un gran número de vasijas de terracota pintadas, con
elegantes acabados, y las familias más ricas eran propietarias de vasijas de
bronce y espejos. Muchos objetos realizados en terracota y bronce incorporaron
pequeñas figurillas y bajorrelieves.
Los arquitectos griegos
construyeron la mayoría de sus edificios en mármol o piedra caliza, y
utilizaban la madera y las tejas para las techumbres. Los escultores labraron
el mármol y la caliza, modelaron la arcilla y fundieron sus obras en bronce.
Las grandes estatuas votivas se forjaban con planchas de este metal o se
recubrían de láminas de oro y marfil que se aplicaba sobre una estructura
interna de madera. Algunas veces se realizaban por separado las cabezas o los
brazos extendidos, que posteriormente se unían al torso. La escultura en piedra
y en arcilla se pintaba total o parcialmente con pigmentos brillantes. Los
artistas griegos empleaban colores al agua para pintar grandes murales o
decorar vasijas. Los ceramistas modelaban las piezas en tornos de alfarero y
cuando se secaban las pulían, pintaban y cocían.
El arte griego se divide
normalmente en periodos artísticos que reflejan sus cambios estilísticos. Las
compartimentaciones cronológicas desarrolladas en este artículo son las
siguientes: 1) periodos geométrico y orientalizante
(c. 1100 a.C.-650 a.C.); 2) periodo arcaico
(c. 660 a.C.-475 a.C.); 3) periodo clásico
(c. 475 a.C.-323 a.C.); 4) periodo helenístico
(c. 323 a.C.-31 a.C.).
2
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LOS
PERIODOS GEOMÉTRICO Y ORIENTAL
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Crátera griega
La
crátera fue uno de los tipos de vasija muy frecuentes en la cerámica griega más
antigua. Esta pieza del siglo VIII del cementerio Dipyton, de 101,25 cm de
altura, está decorada con unas figuras muy estilizadas que participan en una
comitiva fúnebre. La banda decorativa de la parte superior muestra los meandros
propios del arte griego arcaico.
Los vestigios más importantes
del arte griego de los periodos más antiguos son piezas de cerámica. Las
vasijas del periodo geométrico se decoraban con bandas de meandros y otros
motivos geométricos, de ahí su denominación. En los ejemplos más antiguos, los
motivos rectilíneos se combinaron con elementos curvilíneos derivados del arte
micénico. Aproximadamente a principios del año 750 a.C. se introdujeron
motivos humanos y zoomorfos de formas estilizadas, como puede observarse en las
representaciones del cuerpo de un guerrero muerto o de un carro tirado por
caballos. El mejor ejemplo de cerámica de estilo geométrico son los vasos
cinerarios, recipientes destinados a contener las cenizas de los difuntos, que
se encontraron en una necrópolis cercana a la puerta de Dipylon de Atenas.
El estilo de la cerámica
decorada se modificó aproximadamente en el siglo VII a.C., debido a la
creciente colonización griega del Mediterráneo y al comercio con los fenicios y
otros pueblos orientales. En las vasijas de este periodo, conocido como periodo
oriental de la cerámica decorada, los diseños abstractos geométricos se
reemplazaron por los motivos de inspiración naturalista propios del arte
oriental, como la flor de loto, la palmeta, los leones y las esfinges. La
ornamentación aumentó en cantidad y complejidad.
De la escultura del periodo
geométrico se han encontrado únicamente pequeñas piezas en bronce o arcilla.
Entre ellas cabe destacar una pequeña figurilla de un atleta dorio realizada en
bronce (Museo de Bellas Artes de Boston). Las esculturas de este periodo no son
representaciones realistas, sino obras esquemáticas de naturaleza conceptual.
La arquitectura de los
periodos geométrico y oriental consistió en estructuras sencillas realizadas
con adobe y ripio. Las viviendas más primitivas eran chozas circulares, que
evolucionaron hacia modelos elípticos en forma de herradura. Más tarde se
hicieron rectangulares, organizadas a lo largo del eje este-oeste, con una
entrada porticada en uno de los extremos. Las cubiertas a dos aguas o de doble
vertiente se construían en paja, y las planas en barro.
La planta básica de los
templos era similar a la de las viviendas. En Samos, Esparta, Olimpia y Creta
se han encontrado los cimientos de algunos templos del final del periodo
geométrico. En Eretria y Termos algunos ejemplos posteriores mantenían la
planta de herradura. En los de planta rectangular, los dos muros laterales
sobresalen hacia el exterior de la pared frontal formando un vestíbulo o
pórtico. Dentro del espacio cubierto o cella, las vigas de madera del tejado a
dos aguas se apoyaban en una única fila de columnas de madera, dispuestas a lo
largo del eje principal; más tarde, sin embargo, se reemplazaron por dos
hileras de columnas con el fin de permitir una visión más directa de la imagen
de la divinidad. Estas dos columnatas, como los muros laterales, se prolongaban
más allá del muro frontal para sustentar el pórtico de entrada o pronaos.
3
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EL PERIODO ARCAICO
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Durante el periodo arcaico,
con la extensión geográfica y económica de la civilización griega, el
incremento de la riqueza y los contactos con el exterior propiciaron el desarrollo
de la arquitectura y la escultura monumental. Ambas se hicieron con el mármol y
la piedra caliza que abundaban en Grecia. Los templos albergaban imágenes de
los dioses y estaban decorados con esculturas y pinturas. Esta última
experimentó también un gran desarrollo en la decoración de vasijas, que fueron
importantes objetos de comercio.
3.1
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La escultura
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Apolo Strangford
El
Apolo Strangford, estatua de mármol de Limnos, Grecia, fechado hacia el 500
a.C., representa uno de los modelos de estatua masculina de pie desnuda o
kouros, que se pueden encontrar en la escultura del periodo arcaico. Apolo,
dios de la luz, de la pureza y del Sol fue muy representado en el arte antiguo
griego.
Los griegos empezaron a esculpir
en piedra inspirándose en las piezas monumentales de Egipto y Mesopotamia. Las
esculturas de bulto redondo compartieron la solidez y la característica
posición frontal de los modelos orientales, pero, como podemos comprobar en la Dama
de Auxerre (c. 630 a.C.) y en el torso femenino encontrado en el
santuario de Hera en Samos (c. 570 a.C., ambas en el Museo del
Louvre, París), sus formas son más dinámicas que las de la escultura egipcia.
Las esculturas masculinas y femeninas, a partir aproximadamente del año
575 a.C., reflejan en sus rostros la denominada sonrisa arcaica. Aunque
esta expresión no parece obedecer a razones específicas en las figuras o
situaciones en las que aparece reproducida, quizás fue empleada por los griegos
como un artificio que proporcionaba a las figuras un rasgo humano distintivo.
Las tres tipologías que
predominaron fueron el joven desnudo (kouros) y la doncella vestida (kore),
ambos en posición erguida, y la mujer sedente. En todos ellos aparecen
acentuados los principales rasgos del cuerpo y expresan, cada vez más, un
conocimiento preciso de la anatomía humana. La razón de ser de la
representación de estos jóvenes fue por una parte de índole sepulcral y por
otra de carácter votivo. Algunos de los ejemplos más sobresalientes que se
conservan son el primitivo Apolo de Tenea (540 a.C. Alte
Pinakothek, Munich), el Apolo de Piombino (510 a.C., Museo del
Louvre) y el Apolo Strangford (c. 500 a.C., Museo Británico,
Londres), encontrado en la localidad griega de Lemnos, una obra bastante más
tardía. En dichas obras, a diferencia de otras más antiguas, puede observarse
un estudio más detallado de la estructura muscular y anatómica. Las figuras
femeninas, vestidas y de pie, ofrecen una amplia variedad de expresiones, tal y
como puede contemplarse en las esculturas del Museo de la Acrópolis de Atenas.
Sus ropajes están tallados y pintados con la delicadeza y la meticulosidad
características de la escultura de este periodo.
Los relieves, que se desarrollaron
con posterioridad a la escultura exenta o de bulto redondo, representan por lo
general figuras en movimiento. Los frisos del tesoro de Sífnos, en el templo de
Apolo en Delfos (Museo Arqueológico de Delfos), que muestran una de las
batallas de la guerra de Troya, son uno de los ejemplos más excepcionales del
periodo arcaico medio (c. 580 a.C.-535 a.C.). Otra muestra
importante es el frontón del antiguo templo de Atenea en la Acrópolis de
Atenas, del que se conservan algunos fragmentos (Museo de la Acrópolis), que
representa un combate entre dioses y gigantes. Entre los ejemplos del periodo
arcaico tardío (c. 535 a.C.-475 a.C.) destacan las esculturas de
los frontones del templo de Afaya en Egina (actualmente en la Gliptoteca de
Munich). Las figuras del frontón oriental parecen tan llenas de vida como los
atletas que describió el poeta Píndaro. Hasta el siglo XIX no se comenzó a
valorar el mérito artístico de la escultura del periodo arcaico.
Los escultores del periodo
arcaico continuaron fundiendo esculturas en bronce. Los ejemplos del siglo VI
a.C. describen los músculos de forma esquemática mediante la representación de
un estrecho arco en el límite bajo del tórax y unas marcas horizontales. Las
esfinges y otras formas realizadas en piedra sirvieron como florones, yelmos o lápidas.
3.2
|
La arquitectura
|
Partes de un templo
griego
La
tipología arquitectónica que se desarrolló en Grecia a principios del siglo VII
a.C. ha llegado hasta nuestros días como el prototipo del templo para la
cultura occidental. Se levantaba a menudo sobre la colina de una ciudad y
consistía en un recinto rodeado de columnas cubierto por un tejado a dos aguas.
En esta ilustración aparecen señalados sus principales elementos.
Los griegos, conocedores de los templos
en piedra de los egipcios, comenzaron en el siglo VII a.C. a construir sus
propios templos con un estilo personal y distintivo. Utilizaron la piedra
caliza en el sur de Italia y Sicilia, el mármol en las islas griegas y en Asia
Menor, y la caliza revestida con mármol en el continente. Más tarde, emplearon
principalmente el mármol. El templo tipo era de planta rectangular elevado
sobre una pequeña base escalonada llamada crepidoma y estaba situado en un
recinto donde se llevaban a cabo las ceremonias rituales. Los templos pequeños
presentaban un frente porticado con dos columnas (in antis), a veces con
otra fila de columnas delante del mismo (próstilo). Los templos más grandes,
con pórticos en ambos extremos (anfipróstilos), podían tener un vestíbulo de
seis columnas antes de cada uno de sus pórticos, o estar totalmente rodeados
por un peristilo (perípteros). La columnata sostenía un entablamento, o dintel,
bajo un tejado a dos aguas.
Los griegos desarrollaron dos
órdenes arquitectónicos o tipos de columnas, el dórico y el jónico (véase Columna).
Las columnas dóricas, que no tenían basa y cuyos capiteles consistían en un
bloque cuadrado (ábaco) sobre un elemento redondo en forma de almohadilla
(equino), eran piezas robustas colocadas a escasa distancia para sujetar el
peso de la mampostería. Su pesadez se aliviaba gracias al fuste abombado y
estriado. En el friso se tallaban triglifos verticales sobre cada columna,
dejando entre ellos metopas oblongas, que más tarde fueron cuadradas y al
principio estuvieron pintadas y más tarde decoradas con bajorrelieves
figurativos. El orden dórico se originó en la península helénica, pero se
difundió por todas partes. Los templos dóricos de Siracusa, Paestum, Selinonte,
Agrigento, Pompeya, Tarento, Metaponte y Corfú (antigua Corcyra) todavía se
conservan. Especialmente extraordinario es el templo de Poseidón en Paestum
(c. 450 a.C.).
Las columnas jónicas,
originarias de Jonia (Asia Menor) y las islas griegas, son más esbeltas, con
estrías más finas y se colocan a mayor distancia que las dóricas. Cada una
descansa sobre una basa moldurada y termina en un capitel con forma de
almohadilla plana que se enrolla en dos volutas en los laterales. El
entablamento, más ligero que en el estilo dórico, podía tener un friso continuo.
Se pueden encontrar ejemplos de templos jónicos en Éfeso, cerca de la moderna
Izmir (Turquía), en Atenas —el Erecteion— y algunos restos en Naucratis
(Egipto).
3.3
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Las vasijas decoradas
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Vaso Northampton
La
decoración del vaso Northampton constituye uno de los ejemplos del estilo de
decoración cerámica de figuras negras, popular en la Grecia de finales del
siglo VII y principios del VI a.C. Los temas mitológicos y los diseños
vegetales reflejan el interés de los griegos por unos motivos que también son
típicos del arte oriental. Estas formas, además, aparecen destacadas con toques
de luz blancos y pardos.
Hacia el año 675 a.C.
los pintores de cerámica de Corinto empezaron a decorar las piezas con siluetas
negras de figuras, generalmente animales desfilando, realizadas con formas
redondeadas y dispuestas en uno o varios pequeños frisos. Es el estilo
denominado protocorintio. En el estilo corintio, que se desarrolló plenamente
hacia el 550 a.C. y del que se conservan numerosos ejemplos, los vasos
están abarrotados de figuras sobre fondos florales. En las vasijas se
representan a menudo monstruos fabulosos, como la quimera que escupe fuego, una
criatura con cabeza de león, cuerpo de cabra y cola de dragón. Otros motivos
orientales similares aparecen en las piezas cerámicas encontradas en Laconia,
Beocia, Calcis, Rodas y Sardes.
En el periodo arcaico
medio, Atenas saturó el mercado mediterráneo de objetos cerámicos. Han
aparecido vasijas atenienses en las islas del Egeo, norte de África, Asia
Menor, Italia e incluso en Francia, España y Crimea. La popularidad de la
cerámica ateniense se debió a su carácter práctico, sus bellas proporciones, su
acabado aterciopelado, negro como el azabache, y a las escenas narrativas con
que estaba decorada.
La decoración de las vasijas
cerámicas con la técnica de las figuras negras, que llegó de Corinto a Atenas
hacia el 625 a.C., se combinó con el antiguo estilo ateniense, más lineal
y de mayor tamaño. La decoración se realizaba en engobe negro sobre el color
rojo de la arcilla. Los detalles se grababan por incisión y a veces se
destacaban y se les daba profundidad con el uso de reflejos de color rojo y
blanco.
Cerámica griega
Las
vasijas de cerámica griega poseían diferentes formas dependiendo de la función
a la que estaban destinadas. Había vasos para almacenar líquidos, como las
ánforas, para mezclar el agua y el vino, como las cráteras, para utilizar en
ceremonias, como el lutróforo (que servía para transportar agua) o el omfalos
(cuenco para las libaciones), para beber, como el kylix, para servir las
bebidas, como el oinochoe, y para conservar diversos ungüentos, como el
alabastrón.
A partir de este momento,
las escenas representadas en los vasos cerámicos y los artistas que las
pintaron se pueden identificar por ciertas inscripciones. Unos treinta pintores
firmaron con su nombre las piezas decoradas y otros cien han podido ser
identificados por su estilo característico. A los artistas más tardíos se les
han asignado nombres modernos según la localización de alguna de sus obras más
importantes, como el pintor de Berlín; por el tema de alguna de sus pinturas
más representativas, como el pintor del jabalí; o por el nombre del ceramista
para el que trabajaron, como el pintor de Amasis. Entre las obras maestras de
este periodo están el vaso François, realizado el 560 a.C. por el alfarero
Ergotimos y el pintor Klitias (Museo Arqueológico de Florencia); la copa de
Dioniso, realizada por Exekias (Gliptoteca de Munich), y los trabajos de dos de
los más destacados artistas en la técnica de las figuras negras, Lydos y Amasis
(Museo Metropolitano de Arte de Nueva York).
Los vasos decorados con la
técnica de las figuras rojas se hicieron por primera vez el año 530 a.C.,
por iniciativa del ceramista Andocides. La decoración se realizaba con una
técnica pictórica a la inversa, es decir, el fondo se pintaba de negro, dejando
las figuras en el color rojo de la arcilla. Los detalles, en lugar de hacerse
por medio de incisiones en la arcilla, se dibujaban con engobe negro, que a
menudo formaba un relieve sutil. Se utilizó también un nuevo color, el castaño
dorado, obtenido al diluir el barniz negro.
Los pintores atenienses
desarrollaron hacia el 540 a.C. un nuevo estilo cuyo principal ejemplo es
una crátera que representa la lucha de Heracles contra el gigante Anteo
(c. 510 a.C., Museo del Louvre), realizada por el ceramista Eufronio.
Estas innovaciones, además de mostrar un creciente interés por la anatomía
humana, trajeron una nueva concepción del espacio que se hizo patente en la
utilización del escorzo y en el uso de una capa de color marrón para crear
sombras. Este fue el inicio de un tipo de pintura en el que la ilusión de
tridimensionalidad se consigue tanto por el sombreado de las figuras como por
el contraste de manchas de color.
Aunque el estilo de las
figuras negras continuó siendo el dominante durante todo el periodo arcaico, la
producción en el estilo de figuras rojas se fue incrementando poco a poco.
Entre los pintores de vasos más importantes del final del periodo arcaico
destacan Duris, el pintor de Brigos y el pintor de Berlín.
4
|
EL PERIODO CLÁSICO
|
El arte griego del periodo
clásico, que se desarrolló desde la época de las Guerras Médicas hasta el final
del reinado de Alejandro Magno, por una parte se mantuvo totalmente
independiente y por otra ejerció una gran influencia en otras culturas.
4.1
|
La
alta época clásica (c. 475 a.C.-448 a.C.)
|
Después de la victoria griega
sobre los persas, la necesidad de reparar la devastación de la guerra generó
una gran actividad artística tanto en arquitectura como en escultura. Esto fue
especialmente evidente en Atenas, centro neurálgico del poder político y
económico.
4.1.1
|
La arquitectura
|
La mayoría de los templos
de la alta época clásica eran de orden dórico. El templo de Zeus en Olimpia
(mediados del siglo V a.C.), proyectado por Libón de Elis, es un ejemplo
excepcional. Sus columnas relativamente esbeltas indican una reacción contra
las proporciones pesadas del dórico de la época arcaica.
4.1.2
|
La escultura
|
Auriga
Esta
estatua en bronce de un auriga (c. 470 a.C.) formó en un principio parte de un
grupo escultórico que incluía un carro y caballos. La figura representa a un
auriga real. Su estilo es más naturalista que la escultura del periodo arcaico
griego. Sus ojos están realizados con pasta vítrea y las pestañas con pequeñas
piezas de bronce.
La escultura de la alta
época clásica no presenta la típica sonrisa arcaica o los suaves detalles
característicos del periodo anterior. En su lugar, transmite una cierta
solemnidad además de nueva fuerza y simplicidad de las formas. Entre los
mejores ejemplos se encuentran los frontones escultóricos del templo de Zeus en
Olimpia (Museo Arqueológico de Olimpia), el Auriga de Delfos (Museo
Arqueológico de Delfos), el joven de pie o Efebo de Kritias—denominado
así por el escultor ateniense Kritias— y la cabeza del Efebo rubio
(ambos en el Museo de la Acrópolis de Atenas), así como el Idolino del
Museo Arqueológico de Florencia.
Los escultores de esta
época representaban a los personajes en el momento inmediatamente anterior o
posterior a la culminación de una acción significativa. Las esculturas del
templo de Zeus en Olimpia son una muestra: en el frontón oriental aparecen los
preparativos, supervisados por Zeus, para la fatal carrera de carros ente las
legendarias figuras de Pélope y Enómao; en el frontón occidental la batalla
entre lapitas y centauros; y las doce metopas que se conservan describen los
trabajos de Hércules ayudado por la diosa Atenea.
Muchas de las obras de
la alta época clásica se perdieron en la antigüedad. Algunas han perdurado, sin
embargo, en las copias realizadas por los romanos, que sentían gran admiración
por la cultura clásica. Entre algunas de esas copias se encuentran el grupo de
los tiranicidas realizado por Kritias en colaboración con Nesiotes (Museo de
Nápoles) y los numerosos trabajos de Policleto, entre los que se incluye el Doríforo
o portador de la lanza (Museo de Nápoles), Diadumeno de Delos (Museo
Nacional de Atenas) y la Amazona (Museo Metropolitano de Arte, Nueva
York). En estas esculturas, la postura frontal de las figuras del periodo
arcaico se sustituye por posiciones más complejas y actitudes más naturales.
4.1.3
|
La pintura
|
De la alta época clásica
casi no se conservan pinturas murales. El pintor más importante del momento fue
Polignoto. En sus frescos de Leskhe de los Cnidios en Delfos, descritos por el
historiador griego Pausanias, representó la destrucción de Troya y la visita al
Hades. Plinio el Viejo escribió que Polignoto fue el primer maestro de la
expresión. El descubrimiento en 1968 de un sarcófago griego pintado al fresco
en Paestum (c. 470 a.C., Museo Arqueológico de Paestum) muestra los
logros de la pintura mural de la alta época clásica. Las figuras de los
asistentes a un banquete y la representación de un nadador muestran el dominio
de la anatomía, del trazo y de las expresiones faciales. Los ojos están
dibujados de perfil en lugar de frontales y también aparecen escenas
paisajísticas.
En la pintura de vasijas
las escenas de carácter simbólico y decorativo fueron remplazadas de forma
gradual por representaciones tridimensionales, como en las obras de Pistoxenus
y Penthesilea. Las formas son más nítidas, los ojos se representan de perfil y
los pliegues de las telas adquieren formas más naturalistas. Estas
características, especialmente en las vasijas del pintor de los Niobides, sugieren
la influencia de Polignoto y ofrecen más información de su estilo artístico.
4.2
|
El
periodo clásico medio (c. 448 a.C.-400 a.C.)
|
El clasicismo pleno se
desarrolló durante la segunda mitad del siglo V a.C., especialmente bajo
el patronazgo de Pericles, el político ateniense. La arquitectura y la
escultura de Atenas alcanzaron entonces una perfección raramente igualada.
4.2.1
|
La arquitectura
|
Propileos, antes y
ahora
Esta
escalinata conduce a los Propileos, la monumental puerta de acceso a la
Acrópolis ateniense. Construidos entre el año 437 y el 432 a.C., constituían la
entrada al santuario de la diosa Atenea. Hacia el siglo XV d.C., los turcos
otomanos consiguieron el control de Atenas y el ejército turco utilizó la
puerta oriental de los Propileos para almacenar pólvora. Esta pólvora explotó
durante un bombardeo veneciano en 1687, destruyendo gran parte del edificio,
incluida la fachada occidental que aquí se muestra.
Los arquitectos desarrollaron gran
cantidad de métodos para contrarrestar las distorsiones ópticas. Así, el
basamento o crepidoma de los templos se curvaba levemente hacia arriba, las
columnas se tallaban más anchas en el centro que en los extremos (éntasis) y se
inclinaban ligeramente hacia el interior, y las líneas verticales del edificio
se dibujaban con la pendiente necesaria para corregir la distorsión pertinente.
Partenón
El
Partenón se levanta sobre la Acrópolis de Atenas. Este templo dórico períptero,
dedicado a la diosa Atenea Parthenos, se construyó entre los años 448 y 432
a.C., a partir de un proyecto de los arquitectos Ictinos y Calícrates.
En Occidente, el enorme
templo de Apolo en Selinonte (Sicilia) se terminó después de cien años de
trabajo. En el Ática, Pericles ordenó la restauración de muchos templos
quemados por los persas. El escultor Fidias se encargó de la supervisión de los
trabajos en la Acrópolis, recinto que era el lugar tradicional de los templos
atenienses. El edificio más importante fue el Partenón, proyectado por los
arquitectos Ictino y Calícrates. Los Propileos, o puerta monumental de acceso a
la Acrópolis, fue otra de las construcciones importantes.
Partenón, antes y
ahora
Las
obras del Partenón comenzaron en el año 448 a.C. y formaron parte del ambicioso
plan de rehabilitación iniciado por Pericles. Su construcción fue supervisada
por el famoso escultor y arquitecto ateniense Fidias, aunque los planos
generales los diseñaron los arquitectos Ictino y Calícrates. El templo se
terminó hacia el año 432 a.C. Aparte de la grandeza propia del edificio, en él
se encontraba también la impresionante estatua de oro y marfil de Atenea
Partenos en la sala oriental del templo, los relieves esculpidos en las 92
metopas y las enormes estatuas de mármol policromas de dioses y héroes del
frontón del edificio. El Partenón, con sus esculturas, columnas dóricas y
esmeradas proporciones, era el edificio más grande y excepcional que se había
construido hasta entonces en tierras griegas. Estaba dedicado a Atenea Partenos
(Atenea Virgen) y se consideraba el símbolo de la riqueza, el poder y el
esplendor artístico de los griegos. En los años que siguieron, los romanos lo
convirtieron en iglesia cristiana (en el siglo VI d.C.) y los turcos en
mezquita alrededor del año 1460, antes de que explotara durante el asedio
veneciano a la Acrópolis ocurrido en 1687. Los turcos recuperaron la Acrópolis
el año siguiente y construyeron otra mezquita dentro del Partenón. Sin embargo,
todos los restos de la mezquita desaparecieron cuando los turcos fueron
expulsados de la Acrópolis en 1835. La restauración del Partenón continúa en la
actualidad.
El Partenón se erigió al
lado de dos templos anteriores, el viejo templo de Atenea, conocido como el
Hecatompedón, construido aproximadamente el 570 a.C. y ampliado hacia el
530 a.C., y el antiguo Partenón, comenzado el 488 a.C. y destruido
por los persas el 480 a.C. cuando aún no estaba terminado. La construcción
del nuevo edificio se inició el 448 a.C.
El Partenón se construyó en
su totalidad con el mármol de las célebres canteras del monte Pentelikon.
Estaba rodeado por una gran columnata de ocho columnas dóricas en sus extremos
y otras 17 en cada lado. El techo del peristilo estaba decorado con un
artesonado de mármol. El santuario se dividía en dos partes (cella y tesoro), a
las que se accedía a través de un estrecho vestíbulo. El techo de la estancia
mayor o cella, situada en el extremo oriental, contenía una enorme estatua
criselefantina (realizada en oro y marfil) que representaba a la diosa Atenea,
protectora de la ciudad, sostenida en tres de sus lados por una columnata
dórica de dos cuerpos verticales superpuestos. La estancia más pequeña o tesoro
se elevaba sobre cuatro esbeltas columnas jónicas. Un ambicioso programa
escultórico se extendía por las metopas, los frontones y el alto friso que
recorría el exterior de la cella.
Pórtico de las
Cariátides, Erecteion
El
Erecteion es un templo jónico construido hacia el 421-405 a.C. en la Acrópolis
de Atenas. El pequeño pórtico del lado sur del templo, conocido como pórtico de
las Cariátides, muestra a seis figuras femeninas soportando un entablamento
jónico. El templo, se denominó de esta manera a partir de Erecteo, un héroe
mítico ateniense, y supuestamente marca el lugar donde los dioses griegos Atenea
y Poseidón se disputaron el dominio de Atenas.
Fidias definió el estilo de
las esculturas del Partenón, pero la mayoría de ellas fueron probablemente
ejecutadas por sus discípulos en el taller del maestro. Las metopas del lado
oriental representan una batalla de gigantes, las occidentales una batalla
contra las amazonas, las del norte la destrucción de Troya y las del sur la
batalla entre lapitas y centauros. El friso representa a los ciudadanos
atenienses acercándose a la diosa Atenea en el cortejo procesional de las
fiestas panateneas. En el frontón oriental aparece el nacimiento de Atenea,
rodeada de los dioses del Olimpo, y en el frontón occidental su lucha con el
dios Poseidón por el dominio de las tierras del Ática. Las esculturas del
Partenón y otros monumentos de la antigua Atenas se conservan en la colección
Elgin (porque fue lord Elgin quien los llevó a Inglaterra) en el Museo
Británico de Londres.
Erecteion, antes y
ahora
Los
atenienses se referían al Erecteion en las inscripciones oficiales como “el
templo de la Acrópolis donde se encuentra la vieja imagen”, en referencia a la
antigua estatua de Atenea, realizada en madera de olivo que allí se alojaba. El
primer templo de Atenea Poliade se construyó entre el año 750 y el 700 a.C.
Hasta tres templos más se erigieron en el lugar en honor de la diosa para
reemplazar al original, antes de que el saqueo persa de Atenas ocurrido en el
año 480 a.C. lo destruyera en su totalidad. La reconstrucción y ampliación del
templo fue una de las prioridades del plan de construcción de Pericles, y los
trabajos se iniciaron a principios del año 421 a.C. La construcción se retrasó
a causa de la guerra del Peloponeso (431-404 a.C.), por lo que el templo no se
completó hasta el año 405 a.C. Sufrió importantes reformas hacia el año 20
a.C., a principios del reinado del emperador romano Augusto, y fue convertido
en iglesia en el siglo VII d.C. Los muros norte y sur y los pórticos se cayeron
en los siglos posteriores, principalmente durante la campaña de bombardeos venecianos
de 1687. La restauración del Erecteion clásico se inició a mediados del siglo
XIX y continúa en la actualidad.
Los Propileos se iniciaron
el 437 a.C., pero nunca llegaron a terminarse, probablemente debido al
comienzo de la guerra del Peloponeso en el año 431 a.C. Fidias encargó su
construcción a Mnesicles, que proyectó sus pórticos como si fueran fachadas de
templos dóricos. Además, también utilizó columnas jónicas, consideradas como
unas de las muestras más hermosas de este orden arquitectónico, y reforzó los
arquitrabes del edificio con piezas de hierro.
El templo de Atenea
Niké, antes y ahora
El
templo de Atenea Niké, aquí mostrado, se completó probablemente alrededor del
año 420 a.C., aunque algunos detalles, como este friso, se añadieron algunos
años después. Hacia el siglo XVII, el ejército turco empleó el edificio como
polvorín. Cuando declararon la guerra contra los venecianos en 1686, los turcos
desmantelaron el templo y utilizaron las columnas y bloques de mármol para
construir un almacén de armas. Los arqueólogos descubrieron en 1835 piezas
dispersas del templo e iniciaron una reconstrucción del mismo poco rigurosa.
Los trabajos posteriores, que continúan en la actualidad, han tratado de
devolver al templo su esplendor original.
Otro de los edificios
dóricos de este periodo es el Teseión, o sepulcro de Teseo, que se alzaba en
una colina al oeste del ágora o plaza del mercado de Atenas, y que se ha
convertido en uno de las construcciones mejor conservadas de Grecia. El templo
de Poseidón en el cabo Sunion y el templo de Apolo Epicuro (450 a.C.) en
Bassae, en plena Arcadia, son los edificios más antiguos donde han aparecido
capiteles corintios.
El Erecteion, erigido en la
Acrópolis en frente del Partenón, y quizás obra de Mnesicles, es un templo
jónico excepcional. El hecho de que el terreno fuera accidentado, y el temor a
destruir los santuarios anteriores del lugar, forzaron al arquitecto a idear
una complicada planta asimétrica. El entablamento del pórtico que oculta la
bajada a la tumba de Erecteo se apoya sobre unas esculturas femeninas llamadas
cariátides.
El templo de Atenea Niké,
en el extremo suroeste de la Acrópolis, es otro edificio jónico ligero y
elegante. El templo estuvo en pie hasta el siglo XVII, cuando los turcos
otomanos lo derribaron para convertirlo en una posición de artillería, pero fue
reconstruido el año 1835, conservando la mayor semejanza posible con la
estructura original.
4.2.2
|
La escultura
|
Estatua de Zeus
La
estatua de Zeus que Fidias hizo para Olimpia hacia el 435 a.C., fue quizás la
escultura más famosa de la antigüedad griega. La toga del dios y sus ornamentos
fueron realizados en oro y la escultura se esculpió en marfil. Hoy día la
estatua se conoce únicamente por los escritos que dejaron los contemporáneos de
Fidias. Este grabado muestra una reconstrucción imaginaria de la estatua que
medía 12 m de altura.
Fidias y Policleto fueron
los escultores más importantes del periodo clásico medio. Para los antiguos,
Fidias era el escultor de los dioses y Policleto el de los seres humanos o
mortales. El primero creó dos estatuas criselefantinas colosales, una de Zeus
en Olimpia, considerada una de las siete maravillas del mundo antiguo, y otra
de Atenea en el Partenón, aunque ninguna de las dos ha llegado hasta nuestros
días. La cabeza de Atenea Lemnia (Museo de Bolonia) copia romana de una
obra de Fidias, junto con el trabajo de sus discípulos Alcámenes y Agorácrito,
permite deducir algunas ideas de su arte.
La Niké alada de Paionios,
en Olimpia, y los trabajos posteriores del eminente escultor Mirón, son
contemporáneos al Partenón. El Discóbolo y Atenea y Marsias, dos
de las esculturas más famosas del segundo, estuvieron en un principio en la
Acrópolis y son conocidas únicamente por las copias romanas conservadas.
4.2.3
|
La pintura
|
Aunque dibujadas con una
perspectiva lineal rudimentaria, las figuras de las vasijas del periodo clásico
medio poseen un cierto efecto tridimensional. Estas pinturas se parecen probablemente
a las obras desaparecidas de Apolodoro y Zeuxis de Heraclea. El segundo es
famoso por haber pintado un racimo de uvas de forma tan veraz que hasta los
pájaros trataron de picotear sus granos.
4.3
|
El
periodo clásico final (c. 400 a.C.-323 a.C.)
|
Las obras arquitectónicas
disminuyeron cuando Atenas, derrotada en la guerra del Peloponeso, perdió su
hegemonía política en el ámbito griego. En las artes plásticas, la nueva y
detallada caracterización de las figuras reflejó un interés por el individuo,
hecho que corroboran los poetas y filósofos de aquel momento.
4.3.1
|
La arquitectura
|
Teatro de Epidauro,
Grecia
Epidauro,
antigua ciudad levantada en la costa nororiental de la península del
Peloponeso, a orillas del golfo Sarónico (hoy golfo de Egina), conserva un
magnífico teatro del año 350 a.C., proyectado por Policleto el Joven, que ha
sido declarado Patrimonio de la Humanidad. Este teatro, con una excelente
acústica, presenta un escenario circular en torno al cual las gradas, con
capacidad para 14.000 personas, se extienden sobre el terreno inclinado de una
colina. En él, todos los veranos se celebra un festival de teatro griego
clásico.
Aunque los templos se
seguían construyendo en orden dórico, desapareció el porche posterior
(opistodomo). El templo de Asclepio en Epidauro (c. 380 a.C.) es un
buen ejemplo. Las columnas corintias (el tercer orden arquitectónico griego),
una especie de columnas jónicas con hojas de acanto en los capiteles, se
utilizaron para levantar la columnata interior del tolos o edificio circular de
Epidauro, realizado por Policleto el Joven. A partir de este momento los
teatros, construidos con gradas de madera sobre la ladera una colina, se
empezaron a construir en piedra. Así, por ejemplo, el teatro de Epidauro
(350 a.C.), proyectado también por Policleto el Joven, se edificó sobre un
terreno inclinado alrededor de una escena circular.
En Asia Menor tuvo lugar
un renacimiento del orden jónico. El edificio más impresionante fue el mausoleo
de Halicarnaso, la enorme tumba de Mausolo, rey de Caria
(c. 376 a.C.-353 a.C.), que está considerada una de las siete
maravillas del mundo antiguo. Elevado sobre un pedestal, estaba rodeado por una
columnata jónica cubierta por una techumbre piramidal coronada por una cuadriga.
Según la costumbre, cada uno de sus lados estaba decorado con frisos de Escopas
y otros tres escultores áticos. Los restos de su estructura se conservan en el
Museo Británico de Londres, junto con una estatua colosal de Mausolo.
4.3.2
|
La escultura
|
Hermes con Dioniso
niño
Hermes
con Dioniso niño (c. 330 a.C.) es una escultura atribuida a Praxiteles,
escultor griego del final del periodo clásico. La estatua de mármol, que mide
aproximadamente 2 m, fue realizada para el templo de Hera en Olimpia. La
individualidad y la naturalidad de la obra fueron cualidades cultivadas por los
escultores de finales del periodo clásico.
La escultura del último
clasicismo estuvo dominada por Lisipo, Praxiteles y Escopas. El primero
esculpió ágiles atletas, como el desaparecido bronce del Apoxiomenos
(c. 330 a.C.). Quizás el más excepcional de los tres sea Praxiteles,
que trabajó en un estilo delicado y elegante. En su Hermes con Dioniso niño
(c. 330 a.C.-320 a.C., Museo Arqueológico de Olimpia) el tronco del
árbol en el que se apoya Hermes equilibra compositivamente la voluptuosa curva
de la figura. Su Afrodita de Cnidos (350 a.C., copia romana en el
Museo Pío-Clementino, Vaticano) aparece cubriéndose con la mano derecha el
centro del cuerpo, en un gesto púdico que sirvió de pauta para los desnudos
femeninos posteriores. Su expresión combina la dignidad, el encanto delicado y
la frivolidad mundana. Sus párpados inferiores están remarcados únicamente por
medio de una talla ligera y la superficie de la figura está esculpida de tal
forma que produce un suave juego de luces y sombras.
La escultura del siglo IV
a.C. llevó más lejos los logros de Policleto. Lisipo introdujo un nuevo canon
que alargaba la longitud del cuerpo en proporción a la cabeza. Además, como escultor
de la corte de Alejandro Magno, introdujo las imágenes de los gobernantes en el
repertorio artístico. Escopas, su contemporáneo, tal y como podemos observar en
las figuras que se conservan del templo de Atenea Alea en Tegea (hoy en el
Museo Nacional de Atenas), abandonó gradualmente la expresión serena del
periodo clásico e introdujo en los rostros de las figuras una expresión
pasional y emotiva.
Se conservan numerosas estatuas
en terracota sin esmaltar del siglo IV a.C. Estas piezas proceden fundamentalmente
de ajuares funerarios y se conocen como figurillas Tanagra en honor a la ciudad
de la región griega de Beocia donde se encontraron por primera vez. Muchas de
ellas están huecas porque se realizaron con moldes. Están pintadas al temple y
recrean diversos temas, como actores cómicos, mujeres elegantemente vestidas,
enanos y dioses en miniatura.
Las lápidas áticas de los
siglos IV y V a.C. consistían en una losa decorada en relieve, con personajes
que transmiten la tristeza de la partida. A menudo, las figuras estaban
flanqueadas por pilastras coronadas por una cornisa.
4.3.3
|
La pintura
|
Todos los murales griegos
del siglo IV a.C., incluyendo los del gran Apeles, han desaparecido. Sin
embargo, su influencia puede observarse en los trampantojos y en los paisajes
arquitectónicos pintados sobre los muros de las casas romanas de Pompeya y
Herculano en el siglo I d.C.
A partir del 320 a.C.
Atenas no exportó más cerámica y sólo se fabricaron algunas vasijas que se
entregaban como premio a los atletas de las panateneas. La cerámica de la
península Itálica ocupó el lugar de la ateniense en el mercado mediterráneo.
Las piezas italianas eran de distintos tipos, entre los cuales destaca la
cerámica de Canosa, ciudad al norte de Italia, que presenta a menudo la firma
de su ceramista. Las vasijas de Centuripa (Sicilia) son más complicadas y sus
escenas están decoradas con figuras pintadas que recuerdan la técnica actual
del pastel. Los cuerpos de estas piezas están adornados con motivos florales y
tridimensionales.
5
|
EL PERIODO HELENÍSTICO
|
Los ejércitos de Alejandro
Magno, tras conquistar las ciudades-estado de Grecia, llevaron su cultura por
todo Oriente Próximo. Las polis griegas sufrieron un importante declive político
y económico que afectó tanto a las esferas religiosas como a las sociales; esto
dio paso a una nueva forma de entender el arte. Los griegos fueron receptivos a
la influencia de ciertos elementos orientales, como la suntuosidad decorativa y
las religiones exóticas. En las ciudades más prósperas de Asia Menor, así como
en Alejandría (Egipto), se desarrolló un nuevo helenismo, mezcla del espíritu
griego y de los estilos orientales.
5.1
|
La arquitectura
|
Templo de Apolo en
Dídimo
El
templo griego de Apolo en Dídimo, Turquía, fue construido hacia el 300 a.C. Es
un templo díptero, debido a la doble fila de columnas que rodeaba su espacio
interior. Estas columnas jónicas, que alcanzaban los 19,5 m de altura, rodeaban
una pequeña habitación que albergaba la estatua de Apolo.
El estilo dórico continuó
utilizándose en los templos pequeños y en los cuerpos inferiores de los
edificios de dos plantas. En Asia Menor se construyeron grandes templos
jónicos, como el períptero de Apolo en Dídimo (c. 300 a.C.), con sus
dos columnatas jónicas de 10 columnas en el frente y 21 por cada lado. Las
columnas corintias se utilizaron en mayor medida que en épocas anteriores, como
se observa en el templo de Zeus en Atenas u Olimpeión, iniciado el
174 a.C. por encargo del rey sirio Antíoco Epífanes.
En este complicado estilo
helenístico surgieron nuevas tipologías arquitectónicas, como gimnasios y
edificios para el Senado, profusamente decorados y realizados en orden
corintio. También se levantaron altares monumentales en Siracusa, Pérgamo,
Priene y Magnesia. Los reyes helenísticos construyeron pórticos, bibliotecas,
teatros y arcos de triunfo. Los monumentos sepulcrales imitaron el estilo
suntuoso del mausoleo de Halicarnaso. Las casas particulares cambiaron su
vestíbulo rectangular por un patio central rodeado por un peristilo.
5.2
|
La escultura
|
Galo moribundo
Hordas
de galos invadieron grandes territorios del sur de Europa a principios del
siglo III a.C., de donde fueron sucesivamente rechazados aunque algunos
lograron establecerse en la región de Asia Menor conocida como Galacia (gálatas
era el nombre por el que fueron conocidos los habitantes de la Galia que
llegaron hasta esas zonas). El rey de Pérgamo Atalo I Sóter encargó esculpir
estatuas que reprodujeran sus victorias sobre esas tribus invasoras. La
escultura que aparece en esta fotografía, una brillante muestra del arte
helenístico, es conocida como Galo moribundo, data de hacia el 240 a.C. y se
conserva en el Museo Capitolino de Roma.
Con la conquista de Oriente
por Alejandro Magno, los artistas cuestionaron el canon clásico del arte griego
y comenzaron a elegir como modelos para sus obras no sólo otras tipologías
étnicas, como persas o indias, sino también estados físicos diferentes, como ancianos,
enfermos o individuos con deformidades. La disolución del imperio de Alejandro
propició el alzamiento de varias dinastías rivales, y los reinos independientes
que se originaron crearon sus propias escuelas artísticas. Por ejemplo, la
dinastía Tolemaica de Egipto perpetuó las tradiciones del periodo clásico y de
sus sucesores del siglo IV a.C. En Pérgamo (actual Bergama, Turquía), en
Asia Menor, Atalo I Sóter y sus sucesores siguieron la escuela de Escopas, por
lo que, en las escenas de combate, solían representar el cuerpo humano
retorcido en violentas contorsiones. Un ejemplo notable es el friso de más de
100 m del altar de Zeus en Pérgamo (Museos Estatales de Berlín), que
muestra la lucha entre dioses y gigantes. Este trabajo fue levantado en Pérgamo
por encargo del rey Eumenes II, hijo de Atalo I, que ganó numerosas batallas
contra los gálatas y el rey Seléucida Antíoco III Megas.
Al mismo tiempo, la escultura
evolucionó hacia formas abiertas realizadas en un estilo muy emotivo, que
obligaban al espectador a mirar más allá del espacio de las figuras. El Sátiro
dormido (Palacio Barberini, Roma), la Victoria de Samotracia y la Afrodita
de Melos, más conocida como la Venus de Milo (ambas en el Museo del
Louvre de París), son algunos ejemplos destacados. Además, la escultura del
periodo helenístico experimentó con nuevos recursos compositivos. Una de las
disposiciones favoritas, llamada posición en aspa, representa la figura humana
con el torso retorcido, esto es, la cabeza y los miembros dispuestos en
direcciones contrarias. Este recurso se empleó en los grupos escultóricos, como
Menelao portando el cuerpo de Patroclo (Loggia dei Lanzi, Florencia),
donde los artistas invitan al espectador a moverse alrededor de la composición.
Otras esculturas similares son el Heracles Farnesio (Museo Nacional de
Nápoles) y el Hermafrodita dormido, con su sexualidad ambigua (Museo de
las Termas, Roma).
La Victoria de
Samotracia
La
Victoria de Samotracia o Victoria alada (c.190 a.C., Louvre, París), es una de
las obras maestras de la escultura griega del periodo helenístico. Realizada en
mármol, mide aproximadamente 2,4 m de altura. Formaba parte de un conjunto
escultórico mayor que representaba una enorme nave con la diosa Niké situada en
la proa. El monumento también incluía una fuente escalonada en dos pisos.
Los artistas romanos, atraídos
por el estilo de la escultura griega, copiaron numerosas obras adaptándolas a
sus propios criterios estéticos. Por ejemplo, a la versión del Laocoonte
que se conserva en los Museos Vaticanos (Roma) le añadieron algunas figuras
subsidiarias con el fin de aumentar la complejidad compositiva del conjunto.
Durante la época romana, la mayoría de los escultores griegos continuaron la
tradición helenística en Grecia, Asia Menor, África e Italia.
6
|
EL
RENACIMIENTO Y LOS HISTORICISMOS GRIEGOS
|
En los siglos XV y XVI,
sobre todo gracias a las copias romanas, la tradición artística griega se
recuperó en el arte y arquitectura renacentistas. El realismo, el sentido de la
proporción y los órdenes arquitectónicos de la antigüedad clásica resurgieron
en el arte europeo. Asimismo, las excavaciones de Pompeya y otros hallazgos
grecorromanos que tuvieron lugar durante el siglo XVIII propiciaron un nuevo
auge de la antigüedad griega en el arte y esbozaron el movimiento conocido con
el nombre de neoclasicismo. El término clásico llegó a definir no sólo un
periodo concreto del arte griego, sino el arte griego y romano en general.
Los artistas y arquitectos
academicistas se limitaron a imitar las características formales del arte
griego, a menudo sin comprender su espíritu. En el siglo XX algunos artistas
reaccionaron contra las tradiciones académicas y comenzaron a valorar el arte
griego del periodo arcaico por encima de los periodos artísticos posteriores.
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