Sondeo, determinación
de la profundidad del agua. El método de sondeo más sencillo, que se ha empleado
desde épocas muy antiguas y se sigue usando para medir profundidades
relativamente pequeñas, es la utilización de la sonda o escandallo, que
consiste en una cuerda o cable de gran longitud con un peso en su extremo. El
cable está marcado a intervalos de forma que, al echarlo al agua, la persona
que lo maneja puede determinar la profundidad en cuanto el peso toca el fondo.
Entre las adaptaciones de este sistema figuran complicados dispositivos de
sondeo que determinan la profundidad a partir de la presión.
El método de sondeo
más moderno es la sonda acústica o ecosonda. En este dispositivo, un generador
de sonido colocado en el casco del barco produce una serie de sonidos que se
reflejan en el fondo marino. El sonido se desplaza a unos 1.463 metros por
segundo en el agua, por lo que midiendo el tiempo empleado por las ondas de
sonido en llegar hasta el fondo y volver se puede calcular la profundidad del
agua. La mayoría de las ecosondas miden el intervalo de tiempo mediante
circuitos electrónicos y proporcionan un registro continuo de la profundidad
del agua bajo el barco en forma de curva o gráfica. Estos sistemas se
perfeccionaron mucho durante la II Guerra Mundial, y desde entonces se han
empleado no sólo para medir la profundidad del agua sino también para localizar
barcos hundidos o grandes bancos de peces. El uso de las sondas acústicas
facilita mucho la navegación, sobre todo en bajíos y zonas costeras.
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