El nombre en inglés (umbrella) deriva del latín umbra, que significa sombra. El paraguas comenzó su vida en Mesopotamia como una sombrilla para el intenso sol de aquellas latitudes. Después se inventaron aquellos con un material hecho a prueba de agua en China, hace cosa de 1700 años y se convirtieron en un accesorio de moda en Francia allá por el siglo
XVII. Sin embargo, los hombres no los usaban (se trataba de un artículo femenino). Joseph Hanway fue quien se encargó de hacer del paraguas un accesorio socialmente “aceptable” para los caballeros. Fue el manufacturero Samuel Fox quien en 1852 inventó el paraguas con rayos de metal, cuyo diseño ha variado poco hasta la época actual.
Un paraguas es un utensilio para guarecerse de la lluvia. Está formado por una superficie cóncava desplegable de plástico u otro material semejante, sujeta a una estructura de varillas dispuestas alrededor de un eje central terminado en un mango adecuado para llevarlo con una mano. Las varillas permiten que cuando no llueve o en un lugar protegido sea posible cerrarlo para andar con comodidad. Un paraguas clásico cerrado puede servir de bastón, aunque no por su corto tamaño la versión "de bolsillo", que tiene varillas que se pliegan por dos (ó más) sitios.
En algunas regiones puede conocerse como sombrilla o parasol por la posibilidad de uso alternativo, aunque estrictamente este término se refiere a un utensilio similar, pero por el uso para "parar el sol" estos están construidos con sus propias peculiaridades.
En los paises hispanos la creencia es no abrir un paraguas dentro de una casa o un edificio en si. Traen mala suerte
El uso de este instrumento, antiquísimo en China y la India, no fue introducido en Europa hasta el siglo XVII. En un principio sólo les era permitido llevarlo a las mujeres, pasando después a ser atributo de la burguesía.[1]
En la antigua China (y Egipto, y las culturas griegas y romanas, asirias, y en África) usaban el quitasol, la sombrilla, pero no el paraguas. Aunque en inglés se use la misma palabra, son dos utensilios distintos, con dos usos distintos; es decir: son conceptos distintos. El paraguas ha de ser ineludiblemente impermeable y sin agujeros, y suficientemente amplio. Se creó el paraguas en la lluviosa Europa. La sombrilla (utensilio desaprovechado, usado para evitar que el sol moreneara a la nobleza asemejándola a los menospreciados campesinos), ahora cambiaba de uso, siendo el benévolo utensilio para el lógico y útil uso de protegerse contra la lluvia.
En 1730 se incorporaron los tejidos impermeables; fue un gran avance en la historia del paraguas. Pero en aquella fecha aún faltaban las características varillas plegables, que se crearían en el siglo siguiente, también en Europa.
Alrededor de 1800, los paraguas pesaban 10 libras (unos 4 kilos y medio), ya que su estructura era de madera y hueso de ballena. Pero un inglés, Samuel Fox de Sheffield, inventó en 1852 la estructura de acero, poniendo fin así al pesado paraguas de casi 5 kilos, que era tan difícil de manejar.
En Gignese (en el Lago Maggiore, en Italia) se puede visitar el Museo dell'Ombrello, el único museo del paraguas del mundo.
Antiguamente sólo existían paraguas negros, pero en la actualidad hay modelos muy coloridos y dirigidos a públicos variados, como personajes con ojos que sobresalen, para niños; muy amplios, para dos personas o de portero; sin necesidad de usar las manos, enganchados sobre los hombros o la cabeza; para perros. Meteorológicos, que predicen si hay que cogerlos antes de salir de casa . Incluso luminosos: el modelo de Anaëlle Madec se ilumina con las gotas de lluvia, porque tiene unas resistencias variables con la humedad. También hay propuestas curiosas: el paraguas con altavoz; el aerodinámico; el paraguas inflable. Actualmente es muy común el paraguas publicitario, que se regala con la marca impresa de la empresa.
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