Romanticismo hispanoamericano, características específicas que tuvo el romanticismo en Hispanoamérica. Anunciado o presentido por José María Heredia, Jose Joaquín Olmedo y Andrés Bello, el romanticismo llega realmente con el argentino Esteban Echeverría, quien había estado en contacto con ese movimiento durante sus años en Francia y fue miembro destacado de una notable generación argentina “los proscritos”, que fundaron las bases del país y lucharon contra el dictador Rosas.
El poema La cautiva y el relato El matadero, de Echeverría, son considerados las primeras expresiones románticas importantes en el continente. Las notas esenciales del movimiento originario —la libertad, el gusto por el pasado, lo legendario y lo exótico, la exaltación del yo y la sentimentalidad— se registran también en su versión hispanoamericana, pero ésta acentúa las notas del patriotismo, la tendencia historicista y las actitudes humanitaristas del romanticismo social. La poesía, el teatro, la novela, el ensayo, el artículo de costumbres y la leyenda son las formas literarias más abundantes del romanticismo y bien puede decirse que el movimiento es responsable del auge que goza la novela y de su afianzamiento como género tras los primeros intentos de Olavide y Fernández de Lizardi en la época anterior. La novela más representativa —aunque algo tardía— del periodo es, sin duda, María (1897) de Jorge Isaacs.
En verdad, la cronología del romanticismo prueba que su presencia fue larga y que alcanzó para cubrir dos o más generaciones; incluso, cuando aparecen tendencias de signo opuesto (el realismo y el naturalismo) en el campo de la prosa, el espíritu romántico se resiste a desaparecer y se metamorfosea bajo distintas apariencias que le insuflan nueva vida e incluso le permiten alcanzar su verdadera grandeza. Ejemplos de eso son las tradiciones de Ricardo Palma y la poesía gauchesca, que no son formas ortodoxas del romanticismo pero sí reflejos o síntesis americanas de su espíritu. El romanticismo estimuló además la identidad o conciencia colectiva de cada comunidad hispanoamericana y dio origen al concepto de literatura nacional que, unida a teorías de raíz positivista, orientaron los estudios literarios hasta entrado el siglo XX. En una palabra, el romanticismo es el fenómeno capital de la literatura continental en el siglo XIX.
Para justificar esa afirmación, bastaría agregar al ejemplo de María obras de máxima importancia como el Facundo de Sarmiento, la poesía de Gertrudis Gómez de Avellaneda, la novela antiesclavista Cecilia Valdés de Cirilo Villaverde y los ensayos políticos de Juan Montalvo, entre otros.
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