El invento de la Cirugía plástica




Cirugía plástica, rama de la cirugía que se ocupa de remodelar cualquier parte del cuerpo humano afectada por una lesión o deformidad. La malformación puede ser congénita, esto es, estar presente desde el nacimiento, como en el caso de los niños que nacen con fisura palatina o labio leporino u otra anomalía congénita. La desfiguración puede ser también consecuencia de una lesión o deformidad quirúrgica necesaria para el tratamiento de enfermedades como el cáncer. Los objetivos principales de la cirugía plástica son la corrección de anomalías, la restauración de funciones perdidas y la mejora del aspecto de partes desfiguradas.
La cirugía plástica es una de las prácticas quirúrgicas más antiguas. Es probable que las operaciones de reconstrucción de la nariz se realizaran en la antigua India en épocas tan tempranas como en el año 2000 a.C., cuando las amputaciones de la nariz eran un forma de castigo; con el tiempo, la casta de alfareros ideó un método para reconstruir la nariz utilizando una parte de la frente, técnica que aún se emplea hoy en día. También aparecen algunas alusiones a este tipo de cirugía en la antigua Grecia y en Roma. Sin embargo, el desarrollo más significativo de las técnicas quirúrgicas no tuvo lugar casi hasta el siglo XVI, en particular en la obra del médico italiano Gasparo Tagliacozzi. Durante el siglo XX la importancia psicoterapéutica de la cirugía plástica se demostró tras la II Guerra Mundial; las víctimas de heridas y quemaduras de guerra recuperaron la función de las partes de su cuerpo lesionadas y se pudo subsanar la desfiguración externa, que por lo general conduce a estados depresivos.
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CIRUGÍA RECONSTRUCTIVA Y ESTÉTICA
La cirugía reconstructiva implica la restauración de la función de una parte del cuerpo lesionada y la reconstrucción del contorno físico normal cuando partes del cuerpo, como nariz, mandíbulas, orejas o dedos, se han perdido o desfigurado. El elevado número de accidentes de tráfico que se producen en la actualidad es responsable de que muchos pacientes precisen de la cirugía reconstructiva de la cara. Los pacientes con cáncer sometidos a cirugía de cara y cuello pueden necesitar también reconstrucciones faciales. La cirugía facial es uno de los aspectos más complicados de la cirugía plástica que requiere destreza técnica y artística. La cirugía de la mano también comprende técnicas quirúrgicas complejas, a causa de los injertos de tendones y de la transferencia de músculos para restaurar la utilidad de la zona incapacitada.
Hoy en día, la cirugía plástica se lleva a cabo con frecuencia por razones estéticas, para corregir imperfecciones o modificar los contornos. Entre las intervenciones más frecuentes de cirugía estética están la rinoplastia (remodelación de la nariz), oroplastia (remodelación del oído externo), blefaroplastia (eliminación del exceso de piel y tejido graso de los párpados y área de los ojos) y estiramiento (lifting) facial, para hacer desaparecer los signos del envejecimiento. Otra técnica de cirugía estética es la eliminación de cicatrices visibles; se extirpa el tejido cicatricial y se aproximan los bordes de la herida. Con la popularidad creciente de la cirugía estética desde la década de 1950, la cirugía plástica se ha identificado de forma errónea con la cirugía estética. En realidad, sólo un pequeño porcentaje de cirujanos plásticos se limitan a la práctica de intervenciones estéticas.
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TÉCNICAS DE INJERTO
Una de las técnicas principales de la cirugía plástica es el injerto, el trasplante o implante de tejido vivo desde una parte del cuerpo a otra, o de una persona a otra, con el objetivo de que el tejido prenda y crezca para sustituir una parte perdida. Por lo general se utilizan diferentes técnicas de injertos de piel. Una es la transferencia de tejido desde una zona adyacente hasta el defecto por transporte o rotación de fragmentos de piel desprendidos. Otra técnica empleada con frecuencia, en especial en las anomalías faciales menores, es el injerto de espesor total, en la que se extraen fragmentos completos de piel, es decir, con todas las capas que la componen, y se transfieren como un trasplante libre a la zona en cuestión. Una tercera técnica, denominada injerto de espesor parcial, se utiliza en pacientes con quemaduras graves que presentan quemaduras profundas en zonas amplias del organismo. Mediante un instrumento denominado dermatomo, se puede obtener un fragmento de piel de un espesor determinado de la zona donante que contiene células dérmicas vivas suficientes para cubrir la zona quemada, dejando suficientes células en la zona donante para que la piel vuelva a crecer. A veces se puede salvar la vida de un paciente con quemaduras gracias a la cobertura temporal de las células cutáneas supervivientes en la zona quemada, con injertos de piel procedentes de donantes genéticamente incompatibles. Estos injertos no sobreviven de forma permanente y pueden ser rechazados por el sistema inmunológico.
Los casos más complicados requieren otros tipos de coberturas cutáneas, como en las pérdidas de espesor completo de la mejilla o cuando se produce la pérdida de toda la nariz. El trasplante debe estar irrigado por los vasos sanguíneos de su zona original hasta que haya prendido en su nueva localización. En estos casos, se deja un tubo o colgajo de piel con tejido subyacente, para conectar el trasplante con su aporte sanguíneo original. El procedimiento precisa una operación en dos tiempos; el segundo tiempo implica la escisión del pedículo de conexión después de que la parte trasplantada haya adquirido un nuevo aporte sanguíneo de la zona receptora.
En cirugía plástica también se emplean otros tipos de injertos. Por ejemplo, el cartílago que se obtiene de una costilla de un paciente se modela para reproducir la forma de una oreja perdida. Después, se trasplanta el cartílago a la zona de la nueva oreja. Los injertos óseos obtenidos de la pelvis o de las costillas se utilizan para reconstruir diferentes tipos de anomalías, como por ejemplo, para sustituir la mandíbula. También se utilizan injertos de nervios en el tratamiento de la parálisis facial si el nervio facial ha quedado lesionado como consecuencia de un traumatismo.


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