Lengua persa
Lengua persa, también llamada farsi, es la más extendida de la rama irania, subfamilia de las lenguas indoiranias que pertenecen al conjunto indoeuropeo. Es el idioma de Irán (antes Persia) que también hablan en Afganistán y en su forma arcaica en Tayikistán y la región del Pamir. El persa moderno emplea el alfabeto árabe, ha recibido numerosos arabismos y posee una literatura rica y extensa.
En la evolución de las lenguas iranias cabe distinguir tres etapas: antigua, media y moderna. El iranio antiguo está representado por el avéstico y el persa antiguo. El primero se habló seguramente en el noreste de Persia y se llama así porque fue la lengua empleada para redactar el libro sagrado de los zoroastras, el Avesta. Había desaparecido ya siglos antes de la llegada del islam, excepción hecha de su empleo litúrgico. Se han encontrado inscripciones del persa antiguo en el suroeste de Irán, escritas en caracteres cuneiformes, dedicadas a los reyes de la dinastía Aqueménida Darío I y Jerjes I. Fue lengua hablada en torno al siglo III a.C. El avéstico y el persa antiguo mantuvieron una estrecha relación con el sánscrito y como éste, el latín y el griego fueron lenguas muy flexivas.
El iranio medio está representado no sólo por el persa medio y el parto, lengua muy relacionada con él, sino también por varios idiomas que se hablaron en Asia Central. El imperio parto (250 a.C. hasta 226 d.C.) dio nombre a su lengua. Lo que se conoce del parto son unas inscripciones que pertenecieron al periodo sasánida y estaban dedicadas a los primeros reyes de esta dinastía, cuando desapareció el poder de sus reyes, también lo hizo la lengua. No obstante influyó en el persa durante la dinastía arsácida. El idioma del imperio sasánida (226-641) fue el persa medio, llamado también pahlavi o pelvi (término más restrictivo que se aplica a la lengua de determinados escritos zoroastras). En cuanto a su gramática, es más sencillo que el persa antiguo, aunque sus documentos ofrecen una escritura ambigua por el uso de unos caracteres polivalentes que proceden del arameo. En el siglo VII y tras la conquista árabe, sufrió un cierto retroceso. Aunque su literatura se tradujo al árabe, desaparecieron muchas obras durante el tiempo que duró este dominio sobre Persia. Del iranio medio también proceden otras lenguas que se hablaron en la Persia sasánida o en las regiones limítrofes de Asia central: chuarasmi de Khiva, el bactrio de la Bactriana (hoy Uzbekistán, Turkmenistán y parte de Afganistán), el sodgio, de la vasta región la Sogdiana, con las ciudades de Samarkanda (declarada en 2001 Patrimonio cultural de la Humanidad por ser símbolo de cruce de culturas) y Bujara (en la actualidad es la región que alberga al Tíbet y el Nepal); también desciende del iranio medio el sakí (nombre vinculado a los reyes escitas) que se halla en el Turkestán chino. Una literatura religiosa, budista y cristiana, así como de carácter laico, se escribió en sogdio; en dialecto khotanés de la lengua sakí hay una literatura budista importante. Los textos escritos en chuarasmí pertenecen ya al periodo post-islámico. Sólo existen unas cuantas inscripciones en bactrio que se han encontrado en Afganistán.
El persa moderno aparece en el siglo XIX. Supone la continuación de la lengua media que se hablaba en un área extensa y muestra muchos elementos procedentes del parto y el persa medio, así como ciertas influencias de las demás lenguas iranias. Su grafía es la árabe-persa (una variante de la escritura árabe). Ha sido siempre la lengua oficial y cultural de Persia. Su gramática es más sencilla que la del persa medio ya que ha perdido casi todo el sistema flexivo del antiguo persa y carece de declinación. Ha aceptado un léxico muy extenso de base árabe.
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