Durante el siglo XIX surgieron numerosos grupos literarios. Los primeros fueron los románticos, seguidos por los realistas, parnasianos, simbolistas y naturalistas.
4.1 | Romanticismo |
Alfred de Vigny
El escritor francés Alfred de Vigny, uno de los más destacados representantes de los primeros años del romanticismo, es autor de una obra de marcado carácter intelectual y filosófico. En los poemas titulados Los destinos expresa un profundo aislamiento espiritual y ensalza los valores humanos del amor y la bondad. En el drama romántico Chatterton (1835), basado en la vida del poeta británico Thomas Chatterton, Vigny exalta la figura de un artista que reúne todas las virtudes y que encarna el espíritu romántico.
A pesar de sus ideas políticas radicales, las novelas de Madame de Staël fueron un anticipo de las preocupaciones y métodos de los románticos de la generación siguiente. Corinne o Italia (1807) fue considerada su obra maestra.
Alphonse de Lamartine
Este retrato de Alphonse de Lamartine, obra del pintor François Gérard, se encuentra en el Castillo de Versalles.
Estuvo a la cabeza de los primeros románticos Alphonse de Lamartine, escritor sentimental y artesano consumado. Los románticos se aventuraron a romper las reglas y sustituir la contención clásica por la emoción exaltada. El componente más productivo y militante de esta corriente fue Victor Hugo, que, en Hernani (1830) utilizó el escenario de tribuna para exponer sus ideas románticas. Le apoyaron los novelistas Dumas padre y Théophile Gautier, y los poetas Alfred de Vigny, Alfred de Musset y Charles Nodier. La literatura romántica formó parte de un movimiento artístico y general como se ve en la pintura del artista Eugène Delacroix y del compositor Ambroise Thomas.
Victor Hugo
Victor Hugo pasa por ser la figura más destacada del romanticismo francés; mantuvo una lucha abierta contra el neoclasicismo. Sus obras expresan su indignación por las injusticias sociales y el sufrimiento.
El conflicto entre el pensamiento revolucionario y reaccionario tras la restauración de la monarquía francesa en 1815 se vio reflejado en la literatura. Los principales escritores conservadores han sido mencionados anteriormente y entre los escritores radicales se encuentran el poeta Pierre Jean de Béranger, que estuvo dos veces en prisión por sus ideas republicanas expresadas en su obra; la novelista y una de las primeras feministas George Sand, que fue pionera de la novela social; el historiador Jules Michelet, que exaltaba la Revolución Francesa, y algunos precursores del socialismo como Saint-Simon, Charles Fourier, Pierre Proudhon y Louis Blanc. En un punto intermedio se encuentran las obras de los historiadores François Guizot, Adolphe Thiers y Augustin Thierry, y los escritos de Benjamin Constant. La novela más famosa de Constant, Adolfo (1816), en la que describe su tormentosa relación con Madame de Staël, no tiene sin embargo ningún trasfondo político.
4.2 | Realismo |
Prosper Mérimée
El escritor e historiador francés Prosper Mérimée es conocido sobre todo por sus relatos cortos, entre los que destaca Carmen (1846), una obra ambientada en una España exótica y romántica.
A Honoré de Balzac se le considera un autor puente entre las dos corrientes, la romántica y la realista. Se asemeja a los escritores románticos por su gran fuerza, variedad y carencia de forma. Pero su disposición materialista, observación minuciosa y preocupación por el detalle, le convierten en el primer realista. Su ambiciosa obra La comedia humana (47 volúmenes, 1829-1850), escrita en veinte años, consta de novelas y relatos breves. Los personajes de esta obra pertenecen a casi todas las clases sociales y profesiones, y representan el panorama social de la Francia del siglo XIX.
Gustave Flaubert
El escritor francés del siglo XIX Gustave Flaubert destaca por su continua búsqueda de la perfección literaria. Sus novelas, próximas al naturalismo, se caracterizan por una meticulosa observación y descripción de los detalles de la vida, tienen como contrapunto una forma y lenguaje románticos. Su novela Madame Bovary (1857), en la que describe el adulterio de una mujer francesa de clase media, es una de las mejores de la literatura francesa.
Entre los grandes escritores realistas franceses figuran Stendhal, Gustave Flaubert y Prosper Mérimée. La aguda percepción psicológica de Stendhal se anticipó a los novelistas psicológicos modernos y fue reconocida y alabada por Balzac. Las novelas principales de Stendhal son La Cartuja de Parma (1839) y Rojo y negro (1830). El ejemplo más claro del realismo meticuloso de Flaubert lo tenemos en Madame Bovary (1857). Su técnica es sutil y sus resultados sublimes; los personajes y las situaciones van creciendo ante el lector a través de una acumulación gradual de detalles cuidadosamente observados y presentados por el autor. A pesar de tener ciertas cualidades románticas, a Mérimée puede considerársele como realista por el retrato psicológico de sus personajes. Sus mejores obras son historias breves (un poco más largas de lo habitual), entre ellas Carmen (1846) y Colomba (1852).
Stendhal
Marie Henri Beyle, uno de los principales novelistas franceses del siglo XIX, firmó sus obras con el seudónimo Stendhal. Sus dos novelas más importantes fueron Rojo y negro (1830) y La cartuja de Parma (1839). En ambas, los protagonistas son jóvenes que persiguen la felicidad mientras se rebelan contra las represivas convenciones sociales. Aunque por lo general se le ha asociado con el romanticismo, sus profundos análisis de los personajes permiten que se le pueda citar como uno de los primeros autores realistas.
Al mejor crítico francés, Charles Augustin Sainte-Beuve, se le clasifica como realista. Empezó siendo partidario de los románticos, pero rompió con ellos y se convirtió en defensor del realismo. Creía que el deber principal de un crítico no era juzgar sino entender, investigaba la biografía y el entorno, creyendo que todo ello podía afectar a la obra de un escritor. Sus ensayos son prácticamente los primeros, y quizás los mejores, ejemplos de crítica sociológica y psicológica. Entre sus principales obras están Las charlas del lunes (15 volúmenes, 1851-1862); Retratos de mujeres (1844); Retratos contemporáneos (1846); y Historia de Port-Royal (1840-1859).
4.3 | Parnasianismo y simbolismo |
Remy de Gourmont
El escritor y crítico francés Remy de Gourmont fue uno de los principales representantes del movimiento simbolista.
En poesía, la reacción contra el romanticismo empezó con Esmaltes y camafeos (1852), de Théophile Gautier, que había sido cabecilla de la escuela romántica en su juventud. Los parnasianos llevaron el cambio más lejos, entre ellos Charles Marie René Leconte de Lisle, Sully Prudhomme y José María de Heredia. Estos poetas buscaban y lograban una belleza limitada, impersonal y cincelada, aunque se considera más una vuelta al clasicismo que una innovación tras el romanticismo. El caso de Charles Baudelaire es diferente. A pesar de que la técnica pulida de su verso está tan trabajada como la de los parnasianos, su obra es muy personal al expresar su amargura, agonía, y desesperación. Se prohibió la publicación de su mejor obra, Las flores del mal (1857), hasta que suprimió ciertas estrofas ofensivas.
Arthur Rimbaud
Arthur Rimbaud en 1871, en la época en la que escribió El barco ebrio.
Baudelaire ejerció influencia sobre los simbolistas, a veces llamados despectivamente decadentes, que fueron sus discípulos. Su obra tuvo carácter marcadamente experimental, en verso libre. Entre los simbolistas destacan Paul Verlaine, Henri de Régnier, Stéphane Mallarmé, el conde de Lautréamont, Tristan Corbière, Charles Cros y Jules Laforgue. La obra de Lautréamont Los cantos de Maldoror (1868) influyó más tarde en los surrealistas. Algunos escritores belgas se asociaron con los simbolistas, entre ellos Georges Rodenbach, Émile Verhaeren y Maurice Maeterlink. El escritor más influyente del simbolismo sin embargo fue Arthur Rimbaud, que escribió sus poemas más representativos e ingeniosos antes de cumplir los 19 años. La poesía simbolista tiene una calidad sugerente y velada que le une al impresionismo de pintores como Claude Monet y compositores como Claude Debussy.
Charles Baudelaire
El poeta francés del siglo XIX Charles Baudelaire, que aparece en un retrato de 1863, murió en 1867 sin haber recibido reconocimiento alguno. Sin embargo, hoy su obra se considera precursora de la poesía moderna. En su momento, levantó las iras del gobierno francés por las supuestas ofensas a la moral que contenía su libro de poemas Las flores del mal (1857). Maestro del soneto y brillante crítico literario, contribuyó a difundir en Europa las obras de Edgar Allan Poe traduciéndolas al francés. Su decadente estilo de vida le llevó a una muerte prematura a los 46 años.
En prosa, varios escritores buscaron efectos simbolistas. Entre ellos, Remy de Gourmont, crítico literario, Édouard Dujardin, cuya novela Han cortado los laureles (1888) es un ejemplo temprano de expresión del fluir de la conciencia, y Henri de Régnier, un destacado poeta simbolista.
4.4 | Naturalismo |
Émile Zola
A comienzos de la década de 1870, el escritor francés Émile Zola creó un nuevo tipo de novela en el que, para describir las conductas patológicas de la humanidad y los males de la sociedad, utilizó métodos de observación de tipo científico. Entre 1871 y 1893 escribió veinte novelas de estilo naturalista. Llevado por su deseo de mejoras sociales, escribió en 1898 una célebre carta, "J’accuse" (Yo acuso), en la que revelaba las mentiras de las autoridades francesas en el controvertido caso del oficial judío Alfred Dreyfus.
Al final del siglo XIX algunas de las tendencias realistas, que tuvieron en la obra de Flaubert su máximo ejemplo, llevaron a la corriente llamada naturalismo, que hacía especial hincapié en el entorno y la herencia como principales determinantes de la acción humana. Dirigió esta corriente el historiador y crítico Hippolyte Taine, cuya obra más famosa es Historia de la literatura inglesa (1863-1864). Taine creía que actitudes humanas, como la virtud y el vicio son productos como el azúcar y los ácidos, y que la cultura humana es el resultado de influencias formativas como la raza y el clima. Los hermanos y colaboradores literarios Edmond y Jules de Goncourt fueron teóricos y defensores de la novela naturalista. Destacaron con Germinie Lacerteux (1864). Tras la muerte de su hermano, Edmond de Goncourt fundó y legó testamentariamente sus bienes a la sociedad Goncourt que tenía como fin alentar la literatura naturalista. Influyó en la obra de Alphonse Daudet, un novelista realista —más conocido por sus descripciones de Provenza en Cartas desde mi molino (1869)— cuya obra está plagada de humor.
El naturalismo fue adoptado como principio fundamental y técnica literaria por Émile Zola, el escritor más significativo de este movimiento. Usaba el término en particular, para describir el contenido y propósito de sus novelas, que se caracterizaban por el determinismo histórico formulado por Taine. La técnica literaria de Zola se ve claramente en La taberna (1877), Nana (1880), y Germinal (1885). Fue tan extrema la influencia de su técnica que en 1887 Edmond de Goncourt y Daudet, junto con cinco discípulos del mismo Zola, formaron un grupo de oposición responsable por medio de un manifiesto contra la novela de Zola La Tierra (1888). También se opuso a Zola el escritor Paul Bourget, famoso por su novela El discípulo (1889) que daba más importancia a la motivación psicológica que a la ambiental, un aspecto del naturalismo ignorado por Zola. En el campo del relato breve, el escritor naturalista más importante fue Guy de Maupassant, cuyas obras incluyen las colecciones Mademoiselle Fifí (1882) y Cuentos de día y de noche (1885), así como varias novelas; como escritor de relatos breves, Maupassant, cuyo maestro literario fue Flaubert, no tiene igual.
Guy de Maupassant
El escritor francés del siglo XIX, Guy de Maupassant está considerado como uno de los mejores autores de relatos cortos de su época. Caracterizados por su realismo y sencillez, giran, por lo general, en torno a la crueldad humana e incorporan sus observaciones sobre la sociedad francesa. Además de sus más de 200 relatos, escribió seis novelas y numerosos apuntes de viajes.
Contrario al materialismo de Taine y también al individualismo romántico de Michelet está la obra del crítico e historiador Ernest Renan. Su obra principal es Historia de los orígenes del cristianismo (7 volúmenes, 1863-1881). Renan ejerció influencia en los novelistas Pierre Loti, Maurice Barrès y Anatole France.
Anatole France tenía una visión social parecida, en cierto modo, a la de Zola, pero él utilizó la ironía en su expresión. Sus libros son un comentario de la irracionalidad de las fuerzas sociales. Están llenos de compasión hacia el débil, y de ira contra los abusos de poder. Sus obras más características son, quizás, la novela corta realista, El caso Crainqueville (1901), y sus fantasías satíricas La isla de los pingüinos (1908) y La rebelión de los ángeles (1914).
Otro gran escritor del siglo XIX fue el naturalista Jean Henri Fabre. Sus estudios sobre la vida de los insectos, muy fáciles de leer, se han convertido en modelo para popularizar textos científicos, tanto en Francia como en el extranjero.
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