Chateaubriand
La obra del escritor y político francés François René de Chateaubriand se caracteriza por el uso de la introspección. Su novela Atala (1801) lo convierte en precursor del romanticismo. Esta pintura de Pierre Delaval pertenece a una colección privada.
El siglo XVIII, época de la Ilustración, se llamó así porque la mayor parte del esfuerzo intelectual se concentró en disipar la superstición y el oscurantismo de la Iglesia y de otras doctrinas institucionales. Estuvieron entre sus precursores François de Salignac de la Mothe Fénelon, Bernard le Bovier Fontenelle, y Pierre Bayle. En la Historia de los oráculos (1686) Fontenelle atacó la base milagrosa del cristianismo y de la Iglesia con el pretexto de exponer la credulidad de los griegos y de los romanos. El Telémaco de Fénelon (1699) abogaba por la tolerancia religiosa y la escribió como guía para su discípulo real, el duque de Bourgogne. Estos dos escritores se distinguieron por su buen estilo.
Los Pensamientos diversos sobre el cometa de 1680 de Bayle (1680; 1682) y, en particular, su Diccionario histórico y crítico (1697) fueron útiles para escritores y pensadores, que vieron en él un modelo intelectual a seguir. En toda esta enseñanza había un escepticismo sin compromiso religioso, sostenido por razones y ejemplos.
La encarnación del espíritu de la Ilustración fue Voltaire. En Cartas inglesas o filosóficas (1734) atacó los métodos de los que se valía la Iglesia, desde su punto de vista, para explotar la debilidad humana. También atacó los sistemas teístas y optimistas de filósofos, teólogos y reformistas, en particular a los del filósofo alemán Gottfried von Leibniz. En su tiempo Voltaire fue considerado, en primer lugar, como filósofo, y sus obras eclipsaron, hasta pasado el tiempo, sus sátiras clásicas, como la novela Cándido (1759).
Denis Diderot
El filósofo y escritor del siglo XVIII Denis Diderot recopiló la influyente Enciclopedia o diccionario razonado de las ciencias, las artes y los oficios, una monumental obra que reflejaba las inquietudes de los intelectuales de la época denominada "Edad de la razón". Diderot dedicó gran parte de su vida a la edición de los 35 volúmenes de esta obra, conocida brevemente como Enciclopedia. Con sus puntos de vista liberales y racionalistas, la Enciclopedia combatió la autoridad de la Iglesia y las supersticiones de su tiempo.
Los racionalistas franceses rechazaban la escolástica y exponían los nuevos conceptos mecánicos, siendo incluidos también en la Enciclopedia, una obra diseñada para abarcar y sistematizar todo el conocimiento humano. Esta vasta tarea fue dirigida por Denis Diderot. Su ingeniosa obra El sobrino de Rameau (1761) y otras de sus obras demostraron que también era un buen escritor. En la Enciclopedia tuvo la colaboración de muchos de sus coetáneos más ilustres, incluyendo naturalistas, etnólogos, filósofos, economistas y estadistas.
Un libro notorio de esta época, El espíritu de las leyes (1748-1750), de Charles de Secondat, barón de Montesquieu, sigue teniendo mucha influencia en el pensamiento político moderno.
Jean-Jacques Rousseau
El escritor y filósofo francés Jean-Jacques Rousseau opinaba que los individuos que viven en un medio natural son más morales que los que viven en las sociedades modernas. Su creencia en la inocencia natural impregnó tanto sus ideas sobre la educación y la sociedad como sus obras. Su preocupación por los conflictos entre valores sensuales y morales y su fe en la bondad natural de la persona, ejerció una gran influencia sobre los escritores políticos y literarios del romanticismo del siglo XIX.
La ficción en el siglo XVIII, cuando no es una fantasía filosófica como en las obras de Voltaire, se escribía con el espíritu de La princesa de Clèves. Al igual que en la novela Manon Lescaut (1731) de Abate Prévost, y La vida de Marianne (1731-1741) de Pierre de Marivaux, se limitaban a describir las crisis de amor de dos personajes. Más elaborada fue la escandalosa e ingeniosa novela de intriga social, Las amistades peligrosas (1782), de Pierre Choderlos de Laclos.
El naturalista Georges Leclerc de Buffon dedicó su vida a la recopilación de la monumental Historia natural (44 volúmenes, 1749-1804), que formó parte de la reclasificación de la flora y fauna, que tanto preocupó a los naturalistas del siglo XVIII.
Voltaire
El escritor y filósofo francés Voltaire está considerado como una de las figuras centrales de la ilustración del siglo XVIII, un periodo en el que se insistió sobre la fuerza de la razón humana, de la ciencia y del respeto hacia la humanidad. Voltaire opinaba que la literatura debía servir como instrumento de progreso social. Así, sus hirientes sátiras y sus escritos filosóficos mostraban su aversión hacia la intolerancia, la tiranía y la hipocresía del cristianismo, lo cual le procuró constantes conflictos con las autoridades políticas y religiosas. La expresión captada en este retrato suyo de 1718 indica inequívocamente su gran sentido del humor con el que se ganó el favor de las sociedades francesa e inglesa.
A pesar de que ahora se recuerda a Jean-Jacques Rousseau sobre todo por Confesiones (1782), tuvo un efecto revolucionario en el pensamiento político de su tiempo con El contrato social (1762), en el que la relación del individuo con la sociedad se concibe como un contrato, por el que el individuo pierde algunos derechos personales, a cambio de obtener la igualdad legal y asistencia mutua. Los dirigentes de la Revolución Francesa se consideraron sus discípulos. Ejerció también una influencia revolucionaria en materia de educación, con Emilio (1762), y en ficción inauguró el romanticismo con Julie, o la nueva Eloísa (1760).
Es digna de mención, finalmente, la obra de André Chénier, que murió en la guillotina a los 31 años de edad. Su poesía, se distingue por una belleza pura. Algunos estudiosos aseguran que Chénier es el mejor poeta francés del siglo XVIII.
En el periodo de reacción que sucedió a la Revolución Francesa, los principales escritores fueron el conde Joseph de Maistre, que trataba en sus libros, de modo nostálgico, las glorias del Antiguo Régimen, y el vizconde François René de Chateaubriand, que pregonaba una vuelta a la religión, que con su individualismo, celebración ditirámbica de la naturaleza y énfasis de los valores estéticos de la religión ayudó a introducir el movimiento romántico.
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