Garcilaso de la Vega
El poeta español Garcilaso de la Vega (c. 1501-1536) encarna el ideal cortesano de la época al unir en su persona al poeta y al militar. Escribió una corta producción de versos que además no publicó en vida pero que han bastado para convertirle en un maestro de la lírica amorosa y bucólica española. La transcendencia de la obra garcilasiana procede de haber introducido el verso endecasílabo en España, así como la poesía petrarquista, que no es otra cosa sino la gran poesía lírica del renacimiento.
La poesía bucólica o pastoril, que pinta la vida y costumbres de pastores o de personajes que se hacen pasar por pastores, es otro de los géneros que florecieron durante el siglo de oro. Los temas y ambientes de la poesía pastoril, junto con formas métricas italianas como el soneto, la octava, la canción, el terceto y el verso libre, fueron utilizados por primera vez de manera habitual por Juan Boscán y Garcilaso de la Vega. Garcilaso fue no solo un innovador en el uso de la métrica italiana y los temas bucólicos, sino también un excelente poeta capaz de transmitir sentimientos auténticos en versos de una serenidad clásica. Curiosamente siempre se le ha considerado modelo de lengua y métrica, y no sufrió el ostracismo de los neoclásicos y románticos, que sí padecieron Góngora y otros poetas del siglo de oro.
En la literatura española, más que en la de otros países, la innovación rara vez sustituye por completo a las tradiciones establecidas. De este modo, los usos poéticos antiguos y nuevos coexistieron durante el siglo XVI. Así, en paralelo a la novedad que representa Garcilaso, se desarrolla la obra poética de Cristóbal de Castillejo, representante de la tradición castellana. La vida religiosa en España se intensificó a mediados del siglo XVI, en parte como consecuencia de la preocupación que sentían los católicos españoles por la Reforma protestante. El nuevo estilo poético se acomodó a la expresión de actitudes espirituales muy alejadas de la poesía pastoril. El primer gran poeta de este género fue fray Luis de León, en cuyos versos la devoción cristiana se conjuga con el culto a la belleza, el amor a la naturaleza y la búsqueda de la serenidad clásica característica del renacimiento. Fray Luis de León, inspirado por Petrarca, Virgilio y Horacio, compuso Vida retirada, Oda a Salinas y numerosos textos en prosa. Se le acusó de haber traducido al castellano, a partir del texto hebreo, el Cantar de los cantares, lo que violaba el Concilio de Trento, que prohibía traducir los textos a una lengua vulgar; el proceso, en el que finalmente fue declarado inocente, duró cinco años.
Luis de Góngora
La poesía innovadora del poeta español Luis de Góngora (1561-1627) suscitó desde sus orígenes enormes controversias entre sus defensores y detractores que duraron hasta 1927, año del tercer centenario de su muerte, cuando una nueva generación de poetas españoles, entre ellos, Jorge Guillén, Pedro Salinas, Federico García Lorca, Rafael Alberti, lo aclaman como a uno de sus maestros rindiéndole un homenaje que las autoridades academicistas se habían negado a realizar. El retrato de la ilustración fue pintado por Diego de Silva Velazquez.
San Juan de la Cruz, contemporáneo de fray Luis, compuso lo que para muchos críticos son los versos más intensos y radiantes de la lengua española. En estos poemas intenta expresar —en términos de amor humano— la inefable experiencia mística de la unión del alma humana con Dios. Otros poetas importantes de esta época son Gutierre de Cetina y Fernando de Herrera, quien cultivó el estilo barroco característico del siguiente periodo de la literatura española.
Francisco de Quevedo y Villegas
Uno de los autores más complejos y lleno de matices del barroco español es Francisco de Quevedo y Villegas. Su obra poética forma un conjunto monumental de poesía metafísica, amorosa, satírica, religiosa y moral. En los últimos tercetos de su soneto Amor constante más allá de la muerte, que aquí recita un actor, se expresa la paradoja del amor, que triunfa más allá de la muerte. El retrato de Quevedo es obra del pintor español Diego Velázquez.
La poesía barroca, que se caracteriza por la proliferación de metáforas y otros recursos retóricos típicos del renacimiento, alcanzó sus cotas más altas en el siglo XVII. Los mejores ejemplos corresponden a las complejas, y en ocasiones rebuscadas, obras de Luis de Góngora y Argote. De su nombre procede el término gongorismo, con el que se designa el estilo de la poesía española del barroco fuera de España. Góngora ha sido criticado con frecuencia por la tremenda complejidad y artificiosidad de gran parte de su obra, pese a lo cual sigue siendo considerado uno de los maestros indiscutibles de la poesía española. Otra figura señera de la literatura española es Francisco de Quevedo y Villegas —poeta, novelista, ensayista y satírico—, que cultivó una poesía llamada conceptista, de corte algo más intimista y burlesca, con un matiz claramente personal, pero que no ignora, sin embargo, los versos graves y moralistas (véase Barroco: Culteranismo y conceptismo).
Nuevos creadores de Estilos Poèticos:
ResponderEliminarDecilira Francesa: Luis Estoico (argentino)
Decilira Italiana: Luis Estoico
Decilira: Juan Ruiz de Torres (español)
Decineto: Ernesto Rodríguez del Valle (cubano)
Dodecasílabos Simples o Continuos Carlos Alberto Gallardo (panameño)
Fatrás: Estoico Luis Estoico
Guaroj: Nelson Guerra (uruguayo)
Indriso: Isidro Iturat (español)
Isopeya: Ramiro Padilla Guerrero (colombiano)
Laude: Manuel González Prada (peruano)
Liropeya: Luis Estoico
Meridiano: Rafael Mérida Cruz-Lazcano (guatemalteco)
Papiamento: Alexis Henríquez Terán (venezolano)
Parrandilla: Agustín Sánchez Martínez (español)
Persán: Jesús Pérez Sánchez (venezolano)
Perseto: Luis Alveláis Poso (mejicano)
Rispetto: Manuel González Prada
Soneto Cautivo: Juan José Cautivo (peruano)
Sorsonete: Milagros Hernández Chiliberti (venezolana)
Tercilira: Roberto Santamaría (español)